El martes 22 de octubre, el Festival Internacional de Cine Fantástico Nocturna Madrid inaugurará su VII edición con la película Urubú de Alejandro Ibáñez, en una gala que tendrá lugar en Cinesa Proyecciones y que contará con numerosos invitados. Entre ellos, el director Alex Proyas (El cuervo; Dark City; Yo, robot; Señales del futuro), que llegará desde Australia para recibir el Premio Maestro del Fantástico que cada año otorga el Festival a una figura destacada del género, y que hace dos ediciones galardonó a Chicho Ibáñez Serrador.
“A mi padre le hubiese encantado la idea de que Urubú se estrenase en Nocturna Madrid. El homenaje que este festival le hizo fue muy emotivo para él. Y para mí es un auténtico honor. El objetivo siempre ha sido hacer una película en homenaje al cine de mi padre, cuyo talento y sabiduría sé que nunca podré igualar, y entretener al público con un producto original y diferente”, admite Alejandro Ibáñez. Además, para el director de Nocturna Madrid, Sergio Molina, inaugurar el Festival con el estreno del primer largometraje de Alejandro Ibáñez Nauta “ define la apuesta de este Festival: ser un escaparate de la proyección internacional del fantaterror y del género fantástico y de terror español de calidad”.
Protagonizada por Carlos Urrutia (Aprobado en castidad; El Águila y la niebla, y más de una treintena de obras teatrales), y Clarice Alves (actriz brasileña que ha trabajado bajo la dirección de Bruno Saglia y Chus Gutiérrez, y que ahora vive en Madrid junto a su esposo, el emblemático futbolista Marcelo Vieira), y con un pequeño papel que el propio Alejandro Ibáñez interpreta -siguiendo la costumbre de su padre y como digno sucesor de una larga dinastía de actores-, narra la aventura de un ornitólogo que intentará fotografiar al urubú albino, un extraño pájaro del que no hay registro en libertad. Para ello, arrastrará hasta allí a su familia. Todo se tuerce, o comienza, según se aprecie, cuando su hija desaparece y ese entorno paradisíaco se convierte en un terrible escenario donde un peligro acecha, obligándoles a luchar a fin de no perder aquello que más quieren.
La cinta, “un proyecto creado desde el corazón y con gran humildad”, según confiesa Ibáñez, ha sido rodada en exteriores e interiores naturales de la selva amazónica brasileña y desarrolla algunos de los temas que ya había tratado su padre en sus películas. También, según explica, ha querido “denunciar de forma orgánica y natural algunas feas realidades del mundo que nos ha tocado vivir, siguiendo la máxima de que el cine y la televisión además de entretener deben servir para comunicar ideas y educar”.
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