En colaboración con el Institut Valencià de Cultura, el festival dedicará un ciclo y un libro a uno de los directores que mejor ha retratado la luz y el alma mediterráneas
El director de 'Marius y Jeannette' (1997), 'La ciudad está tranquila' (2000) y 'Las nieves del Kilimanjaro' (2011), entre otras, recogerá este año el premio de honor de Mostra de València - Cinema del Mediterrani. Pocos han retratado como él la luz del Mediterráneo y a sus gentes corrientes, pues buena parte de su filmografía está ligada a Marsella y su costa. Honrado por el galardón, Gédiguian asegura que “el Mediterráneo nos enseña la posibilidad de entendimiento entre los hombres... Los intercambios entre sus pueblos han sido de los más fructíferos de la historia mundial. A pesar de las guerras, las colonizaciones, las religiones… esta parte del mundo tiene un idioma común, que es el clima, el clima mediterráneo caracterizado por el violento contraste entre la sombra y la luz que puede considerarse como una metáfora de la vida misma”.
Emparentado por la crítica con Costa-Gavras y Ken Loach por practicar un cine político que encuentra aceptación entre el público y nos advierte sobre los peligros del neoliberalismo, Guédiguian, a pesar de que su obra rezuma cierto desencanto, no se muestra pesimista sobre el futuro: "«El arte de vivir se parece más a la lucha libre que al baile», escribió Marco Aurelio... Espero que el capitalismo muera por sus propios excesos y que lo sustituya otra forma de sociedad más social... la lucha por una mayor justicia no se detendrá. Por eso, desde este punto de vista, recordar los grandes momentos de emancipación de la humanidad no es inútil; y, aunque fueran efímeros, debemos retener las lecciones. No es nostalgia, o, al menos, es nostalgia de lo que no pasó”, asegura.
La presidenta de Mostra de València, Gloria Tello, celebra la aceptación del galardón por parte del actor, productor, director y guionista: “Es un honor que uno de los principales autores del cine francés se sume a lista de premiados de los últimos años, que, desde que el Festival se recuperó, en 2018, ha reconocido a nombres tan destacados como Jean-Pierre Jeunet, Maria de Medeiros, Ferzan Ozpetek, Liliana Cavani, Efthimis Filippou y Abdellatif Kechiche”. “La elección de Guédiguian responde a una voluntad clara de la Mostra por poner en valor su cine y demostrar su vigencia. En un momento histórico particularmente convulso, sus películas son más importantes que nunca, porque nos dicen que la solidaridad y el humanismo son la única alternativa posible”, ha subrayado Eduardo Guillot, director artístico del festival.
Guédiguian es fiel a sus ideas, pero también ha mantenido un equipo fijo de colaboradores, desde la escritura (Jean-Louis Milesi fue su guionista durante años, alternándose después con Gilles Taurand y Serge Vallett), pero también en la interpretación: especialmente con Ariane Ascaride (su esposa), Jean-Pierre Darroussin (que se ha convertido en su alter ego en pantalla durante los últimos años) y Gérard Meylan. A los que ha incorporado más recientemente a Robinson Stévenin, Anaïs Demoustier y Grégoire Leprince-Ringuet.
Del 20 al 30 de octubre, cuando tendrá lugar la 37ª Mostra de valència-Cinema del Mediterrani, el público podrá disfrutar de su filmografía en el ciclo programado en la Filmoteca de València. Además, la Mostra y el Institut Valencià de Cultura (IVC) coeditarán el libro 'Robert Guédiguian. La gente no sabe de su poder', escrito por Aarón Rodríguez Serrano, investigador y profesor en la Universitat Jaume I. Doctor en Comunicación (Universidad Europea de Madrid) y Graduado en Filosofía (UNED). Miembro de la Asociación Española de Historiadores del Cine y de la Asociación de Análisis Textual Trama & Fondo.
El ensayo, según su autor, tiene dos objetivos principales: “Iniciarse en una trayectoria que, pese a su relativa distribución, debe encontrar todavía a sus espectadores —muy especialmente, por cierto, entre las nuevas generaciones de cinéfilos y cinéfilas. Y, a la vez, es reivindicar su figura no simplemente como esa categoría anecdótica con la que a veces parece haber situado la crítica mayoritaria su obra —ese, digamos, “peculiar director marsellés que cuenta historias de pobres”—, sino antes bien, como un autor complejo y formalmente arriesgado que ha ido, con tremenda humildad pero elogiosa persistencia, conquistando su propia escritura cinematográfica”. |
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